martes, 22 de septiembre de 2015

El chip prodigioso (1987)


El chip prodigioso es una película useña de aventuras dirigida por Joe Dante.



Otra más de las «películas ochenteñas de Spielberg», de cuando Spielberg hacia películas de Spielberg. Esta toma como base la película de 1966 titulada Viaje alucinante

Antes de que Dante se hiciera con la dirección se especuló con John Carpenter. Mel Gibson y Robin Williams estuvieron en un tris de interpretar al protagonista. A Amy Irving, esposa de Spielberg por aquel entonces, le encantó el personaje de Lydia e hizo lo imposible para conseguirlo, aunque infructuosamente ya que el papel acabó en manos de Meg Ryan. Tras rodar todas las escenas con el señor Igoe, el malo manco, se dieron cuenta que el actor contratado, Luca Bercovici, no daba el pego, no intimidaba y era igual de alto que Martin Short, así que contrataron a otro y volvieron a rodarlas. Durante el rodaje Meg y Dennis ligaron y se casaron cuatro años más tarde. La película fue un éxito a nivel mundial.

Comienza la historia en una fiesta de militares en la que el alcoholizado teniente Tuck Pendelton (Dennis Quaid), mete la pata a lo grande y deja avergonzada a su novia Lydia (Meg Ryan). Al día siguiente ella le deja.


Conocemos entonces a Jack Putter (Martin Short), un paranóico e hipocondríaco que trabaja en un supérmercado y es el típico pringadín del que todo el mundo se aprovecha. 

La cosa cambia el día en que Tuck realiza un experimento de miniaturización. Un grupo entra en el laboratorio una vez encogido nuestro protagonista y roba un chip. Un científico logra escapar e inyecta al bueno de Jack la nave del experimento. El científico muere por culpa del señor Igoe (Vernon Wells).


El grupo de los malos está liderado por Scrimshaw (Kevin McCarthy) y su segundo, una malvada doctora Canker (Fiona Lewis). Quieren vender los chips al mejor postor, pero solo tienen uno (el encocrador, los seguidores de los Simpson sabréis a qué me refiero) y les falta el otro (el desencocrador, guiño, guiño) que está en la nave de Pendelton. 


Así que la vida de Jack cambia por completo al ser perseguido por los malos que quieren apoderarse de lo que lleva dentro. En un principio le cuesta creer tener a alguien dentro, pero lo aceptará y tratará de ayudarle de buen grado. El teniente le hará beber, le enseñará la manera que utiliza para despejarse una vez bebido o, como lo llamará: la máquina Jack Putter de efectos cero.


Las aventuras del dependiente le llevarán a conocer a Lydia, que resulta ser una periodista que va detrás de el cowboy (Robert Picardo), un traficante que se va a poner en contacto con Scrimshaw. Todo se irá enredando, hasta llegar el final en el que Jack volverá a su tamaño natural, se reconciliará con Lydia y Jack cambiará por completo su forma de ser.


Los efectos especiales están realmente bien, ganaron el Óscar a esa categoría en 1988. Solo hay algo que chirría, son los brazos de los malos encogidos en la escena del coche.

Los actores lo hacen todos muy bien. 

El doblaje es muy bueno. 

De la música se encarga Jerry Goldsmith. Une sintetizadores con instrumentos clásicos. No es de mis favoritas, aunque reconozco que hay piezas muy buenas.


NOTA 9,687299 DE 10

Es un peliculón. Tiene sus fallos en lo que a cosas científicas se refieren, pero no creo que les importase mucho a los que la hicieron. No aburre en ningún momento. Hay acción, humor, amor en su justa medida. Otra de las que hay que ver sí o sí.


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