sábado, 27 de junio de 2015

El terror no tiene forma (1988)


El terror no tiene forma es una película useña de suspense dirigida por Chuck Russell.




Treinta años habían pasado desde el estreno de la película La masa devoradora (que contó con una continuación realizada en 1972, titulada Masa mortal) y decidieron hacer una nueva versión, adaptada a la época (los ochenta). Contrataron a varios guionistas para lograrlo, entre ellos Frank Darabont que le dio un toque «Stephenkinesco» y que aplicó varios guiños de la novela Apocalipsis del autor de Maine. Contó con un presupuesto de 19 millones de dólares, de los cuales 9 fueron destinados a los efectos especiales. No tuvo mucho éxito en los EE. UU., no recaudó ni lo invertido en efectos especiales, aunque lo recuperó a nivel mundial. Está planeada una nueva versión protagonizada por Samuel L. Jackson para el año que viene.

La película comienza mostrándonos un pueblo con las calles vacías, acompañado de una música misteriosa. Algo malo ha pasado, pensamos, pero no. El equipo de rugby americano, seamos serios fútbol no es, del pueblo está en una final importante. Conocemos a varios personajes: Meg (la guapísima Shawnee Smith), la animadora, Paul (Donovan Leitch), el deportista y Brian (Kevin Dillon), el macarra del pueblo.



La noche de la primera cita de Meg y Paul algo cae del cielo y de su interior sale una forma viscosa cuya primera víctima es un hombre que se dedica a recoger basuras. Es encontrado por el trío protagonista que le lleva al hospital. En cierto momento se ve claramente como Meg se vuelve loquita por el malo del pueblo. La gente del hospital deja al indigente solo, Paul presiente que algo raro pasa y se cuela para ver cómo está el señorín y descubre que ha muerto de una forma asquerosa. La cosa viscosa continúa matando, el segundo en caer es Paul.



La cosa viscosa continúa recorriendo el pueblo y creciendo. Aparece demasiado rápido un misterioso equipo gubernamental dirigido por el doctor Meddows (Joe Seneca), que son los creadores de esa masa y no quieren que se descubra. La cosa viscosa comenzará a sembrar el caos por el pueblo, aunque Meg y, después, Paul no se lo pondrán fácil.



La nueva parejita acaba con el engendro, pero no termina la película felizmente ya que cierta persona recogió pedazos y ha creado una secta que espera el fin del mundo.



Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

Hay alguna que otra incongruencia, pero entretiene de principio a fin. No hay sustos, pero te mantiene en tensión. En algunos momentos tiene un aire muy a lo Stephen King, ya lo mencioné antes. No he visto la película original y no sé decir si es fiel o no, la he puesto en la lista de «pelís para ver».

Los actores lo hacen bien.

Los efectos especiales son buenos, aunque alguno canta bastante, como cuando corren en el restaurante.

El doblaje es muy bueno. 

De la música se encarga de una manera excelente Michael Hoening




NOTA 6,091983 DE 10

Otra película más que vi en vídeo cuando era más joven y con la que me he llevado una sorpresa ya que pensaba que habría perdido mucho y no ha sido así.


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