miércoles, 11 de julio de 2012

Red State (2011)


Red State es un thriller useño dirigido por Kevin Smith.



La verdad es que me gustan el 97% (:P) de las películas de Kevin Smith, suelen ser comedias simplonas con las que pasar el rato, por eso esta película suya en la que se pasa al thriller me ha sorprendido.

Se ha rodado con muy poco dinero, para una producción estadounidense, y para recortar costes tuvieron que recurrir a cosas como actuar familiares del equipo. 

Hay una escena al final en la que una niña pequeña (la hija del director de fotografía) llora y al parecer llora de verdad porque la pobre se asustó, y tanto el director como los padres decidieron dejar la toma.

La distribuidora en España ha decidido dejar el título en inglés, en otros países han hecho lo lógico, traducirlo a su idioma. ¡Allá ellos! Ya sabéis lo que opino sobre los títulos

Comienza la película mostrándonos a un grupo de fanáticos a la salida de un funeral por un homosexual muerto. Pasa un coche en el que va uno de los muchos protagonistas camino del colegio. En el colegio, tras escuchar a la profesora decir que ese grupo que se manifestaba era tan radical que hasta los nazionalsocialistas habían dicho que no tenían nada que ver con ellos, se encuentra con sus dos amigos que le cuentan que han encontrado a una guarrilla por internet que quiere hacérselo con los tres.



Consigue que sus padres le dejen el coche y en el camino al lugar de la cita tienen un accidente con un coche mal aparcado, que resulta ser el del Sheriff, un gay que se dedica a cobrar favores sexuales a inmigrantes ilegales a cambio de no denunciarles.

Los tres amigos llegan a la cita y ven que no es como esperaban, pero deciden continuar. La mujer les da unas cervezas narcotizadas y el grupo queda sumido en un profundo sueño.

Jarod (Kyle Gallner, que se da un aire a Joaquín Phoenix), despierta dentro de una jaula en movimiento. El chico vocifera, pero pasan de él. Y en este momento conocemos a Abin Cooper (Michael Parks), el típico predicador protestante fanático. Recordamos que se encontraba en el funeral del principio. En un principio yo pensé que era Bryan Cranston, ¿a que se dan un aire?.



Esperaba este momento porque había leído en un par de sitios que  la charla era terrorífica, pero me pareció muy normalilla, nada que no hayamos escuchado a otros predicadores protestantes locos. Abin Cooper da una charla en la que salen a la luz todas sus aversiones: Gobierno, medios... Es un grupo fundamentalista (con página web) que sigue una interpretación muy suya de la Biblia, hasta están contra los productos derivados del cerdo, como se ve en un cartel en el tiroteo final.



Pero su odio más irracional, su manía más maniática (valga la redundancia) es contra los homosexuales. Es como los climatólogos, las mismas cosas de las que estos echan la culpa de todo lo que sucede al supuesto cambio climático, Abin Cooper se las achaca a los homosexuales. El tsunami de Tailandia, el calor, etc, etc.

No son más de veinte personas las que le escuchan, la mitad menores de edad, y llegado un momento Abin ordena a los críos salir porque los mayores van a hacer cosas.



Atado a una cruz tienen a un gay, lo envuelven en celofán y obligan a los muchachos a ver como lo matan. Cuando el grupo de fanáticos se disponen a acabar con el primero de ellos aparece un policía en las inmediaciones y Abin sale a ver qué quiere. Ese momento lo aprovecha uno de los muchachos para escapar y llega a un deposito de armas, la familia le persigue y acaba con él al mismo tiempo que él acaba con uno de ellos. Los tiros son escuchados por el policía y comienza lo que podemos llamar una segunda historia.

Se avisa al agente Keenan (John Goodman), alguien que llevaba bastante tiempo siguiendo a estos fundamentalistas.  Keenan cuenta a su superior todo lo que sabe sobre la secta, que se volvieron paranoicos desde el momento que alguien atentó contra ellos y nadie hizo nada, que se les sigue por tráfico de armas, etc, etc.

Otro de los chicos consigue escapar y hacerse con un arma, pero al salir al exterior... 

Rodeando la zona se encuentra el agente Keenan con sus hombres. La familia de locos se frota las manos y comienza un tiroteo. Keenan recibe la orden de acabar con todos los que haya en el interior, hombres, mujeres y niños.



Mientras, Cheyenne (la guapísima Kerry Bishé), la mayor de los críos, escapa para pedir a la policía que les detengan pero que no hagan nada a los niños. Pero lo hace en el momento que los agentes reciben la orden de acabar con todos. La chica es salvada por su madre, pero no para bien porque la madre la golpea llamándola de todo menos bonita. 

Cheyenne trata entonces de buscar la ayuda de Jarod y aunque al principio no la hace caso, acaba queriendo ayudarla.



Pero no es todo tan simple. Hay muchas sorpresas, en especial una que a mi me dejó con la boca abierta.

Es una película cortita, 88 minutos, y aunque el principio es un poco lento va cogiendo velocidad. No es nada del otro mundo.

Ha ganado un par de premios en el festival de Sitges. No sé cómo serían las demás presentadas, pero para tanto no es.

Los actores están bien todos.

El doblaje es bastante bueno. 

No hay partitura en la película, recuerdo que se rodó con poco presupuesto para una película useña, y se escucha alguna que otra canción. Os dejo una de ellas.




NOTA 6,018212112 DE 10

No es una mala película para ver en casa, pero en cine no por  esto y esto  otro.

Y a los que califican esta película como de terror les apremio a que vean alguna de estas.

CINE

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