jueves, 2 de febrero de 2012

1997: Rescate en Nueva York (1981)


John Carpenter es otro de mis directores favoritos de los ochenta, últimamente no hace mucho o no se estrena por estos lares, y esta es mi película favorita.

No hay tráiler en español.

1997: Rescate en Nueva York es una película de acción, en la que se exageraba como iba a ser el futuro cercano, como muchas de aquella época en las que las profecías catastrofísticas de la progresía, aún siguen profetizando erróneamente, eran tenidas por reales.





1997: Rescate en Nueva York fue también la primera película que alquilamos el día que trajeron el vídeo, Beta, a casa y la habré visto unas veinte veces o más. ¿Por qué? Porque es buena, entretenida, tiene acción, tiene suspense, humor. Lo tiene todo.




En el futuro, pasado, 1997 el presidente de los Estados Unidos sufre un atentado mientras sobrevuela Nueva York, que es una inmensa cárcel y qué es lo que hacen para rescatarle. 


Meterán al ejercito y no dejarán títere con cabeza, pensaréis. Pues no. Aprovechan que han detenido a nuestro héroe para que le rescate. ¿Y quién es nuestro héroe?



Ese de arriba, llamado Plissken (Kurt Russell) el serpiente (aunque nosotros lo llamabamos Blisken) alguien a quien todo el mundo, como veremos a lo largo de la película, creía muerto. Le inyectan un veneno en la sangre y le dicen que ha de volver con el presidente en 24 horas, tiempo en el que ha de dar un discurso, o ese veneno hará efecto.


Y ya comienza lo bueno. Plissken llega a Nueva York en una especie de ala delta. Durante su búsqueda encuentra a un taxista (Ernest Borgine)  que le ayudará en todo lo que puede y le llevará a un tugurio en el que suena esta canción. Después encontrará a un antiguo socio al que llaman Cerebro (Harry Dean Stanton) y a su novia Maggie (Adrienne Barbeau). Ah, y también encontrará a los malos, cuyo líder es el Duque (Isaac Hayes). 



En la foto de arriba están casi todos. Uno de los esbirros del duque, Romero (Frank Doubleday),  me fascinó desde el primer momento que sale hasta el último.


Acelerando. Plissken encuentra al presidente y trata de huir en el ala delta pero no puede porque los malos lo inutilizan. Así que decide salir de la ciudad por un puente que está minado, pero del que poseen un mapa en el que las minas vienen señaladas.

El presidente es salvado, da su discurso con sorpresa incluida, y nuestro héroe se va de la zona de una manera chula, como es él.

Ah, no lo recuerdo muy bien pero creo que la cabeza de la estatua de la Libertad del cartel no aparece en ningún momento.

Es un peliculón. Una buena historia, buenas actuaciones.

Un doblaje muy bueno.

Y una banda sonora mítica compuesta por el propio director. Os dejo una muestra:




NOTA 10 DE 10

Años más tarde se hizo una secuela, 2013: Rescate en L. A., que no me gustó nada.

Para hacer de Plissken los productores querían a Charles Bronson o a Tommy Lee Jones, pero el director se negó. Costó 6 millones de dólares y recaudó más de 25 solo en los EE. UU. 

Así que ya sabéis si no la habéis visto vedla.




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